viernes, 27 de noviembre de 2009

Revísenme a mí, el coche no tiene nada

Ayer, volviendo de cenar con mi papá en el auto, comienza a reproducirse El Salmón de Andrés Calamaro. Yo escuchaba a Calamaro cuando tenía doce, trece años, evidentemente influenciada por mis padres, ambos ellos. Me fascinaba, era poesía accesible para mi corta experiencia de vida. Recuerdo destestar "Crímenes perfectos" y amar "Buena suerte y hasta luego", sentirme prematuramente identificada con "Cuando te conocí" y "El salmón", cantar "Me arde" con pasión digna de una adicta empedernida y lloriquear ante un desengaño amoroso con "Paloma". Entre divagues, escucho las guitarras duras del primer tema del disco, "Output-input", y me doy cuenta que nunca lo había entendido, que ya era hora de prestarle atención.

Andrés canta "mejor hijo de puta conocido que boludo por conocer". Y yo deseo ferverosamente no ser tan predecible y encontrarme con muchos, miles de boludos adorables más y no recaer en los muchos, varios hijos de puta que ya me crucé. Andrés sigue "si es por mí, chamuyame que me gusta, I like escuchar que podés inventar". Y yo maldigo por lo bajo, por ser tan fácil de leer y escribir en una canción. "Parecés un infeliz, o no lo ves?" me provoca el cantante. Sí, lo veo, fuerte y claro. Cambio de actitud con urgencia, bombón.

Lo positivo es que después de las incoherencias de "Output-input" comprobé que recuerdo perfectamente la letra de "El salmón", lejos una de mis canciones preferidas del señor. Y me encontré desafinando inconscientemente "no pienso estar enero en Pinamar". No pienso estar enero en Pinamar, quedate tranquilo. "Si es rápido y es gratis, entonces why not?". Andrés sigue buscando enervarme contándome que "siempre seguí la misma dirección, la díficil, la que usa el salmón. Siento llegar el vacío total, de tu mano me voy a soltar". Pero ahí el auto se detuvo, y yo llegué a casa.
"Me llegó una carta que dice "the end". No tiene remitente, dejame de joder"

No hay comentarios: