Something's better on the other side: yours

Tengo una amiga que tuvo una relación sentimental poco menos que traumática y todavía le cuesta recuperarse para empezar una nueva, poniéndose obstáculos imaginarios y pretextos poco creíbles para postergar el momento de enfrentar otra posible decepción. Tengo otra amiga que sigue intentando desenamorarse del chico que prometió implícitamente (o al menos, así lo creía ella) cuidarla cuando tenía el corazón oprimido por alguien anterior mientras construye un noviazgo con otro alguien que, más que sacudir su mundo, apenas provoca temblores en sus manos cuando lo acaricia. Tengo otra amiga que proyecta un futuro lejano en tiempo inmediato con una persona antes, durante toda su vida, impensada, incoherente con sus viejos patrones. Tengo otra amiga que por más que busque desesperadamente al elegido, no logra compatibilizar una existencia real con una ideal y sigue, porfiada, en su misión. Tengo otra amiga que sigue suspirando y ahogando sus sollozos mojados por el mismo que reiteradamente le causa llantos eternos, pero aparentemente no puede resolver su rutina sin una dosis de lágrimas. Tengo otra amiga que pasa sus días en el mundo platónico de las ideas, y quién sabe por qué no se digna a bajar para probar los sabores de la terrenalidad. Tengo otra amiga que reparte gotas de sudor casi indiscriminadamente todas las noches y vuelve a la soledad de su cama y al vacío de su alma todas las mañanas, sin excepción. Tengo otra amiga que no sabé cómo ni por qué mantiene una relación con tantos remiendos como días juntos.
Y tengo mil amigas decepcionadas, exhaustas, tristes, resignadas, escépticas, tercas, engañadas. Que esperan quien sabe qué, que creen en promesas que nunca verán el sol, que se emocionan ante la mínima señal de cambio, que sufren la agonía del no saber, que dudan de sí mismas cuando de lo sentimental hablamos, que simplemente no encuentran su rol deseado en el ámbito amoroso. Como si me encontrase en otro universo, yo te tengo a vos. Y no podría ser más feliz.