Quiero que todos, absolutamente todos, sepan que hoy a las cinco de la tarde estaba teniendo orgasmos múltiples con el divino y perfecto Gustavo Cerati y, en el momento en el que estaba por llegar a mi climax cuando el demasiado bueno para este planeta y hermoso Gus empezó a tocar los acordes de
Trátame suavemente, el pelotudo de Andrés Calamaro me la secó con lo poco que le queda de voz y esos movimientos espásticos. Y ese chaleco ridículo. Eso.
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