A veces me angustia un poco saber que caigo bastante mal al común de la sociedad, entonces trato de ser un poco más simpática, lo cual resulta un intento forzado y catastrófico que me hace descender a los confines más profundos del patetismo humanoide. Me duelen los músculos de tanto sonreír, diría Barbie Guía. Me veo tan triste que no veo otra opción que odiarme hasta convulsionar de la rabia, que después se esparce como humo tóxico y termino por odiar al mundo. Odio al mundo, son todos estúpidos, nadie me entiende, buah, emo, no, ellos se lo pierden, por estúpidos, ego, pelotudez. Y ahí es donde vuelvo a ser antipática, odiosa y despreciable. Para angustiarme por el rechazo y volver a empezar. Es un ciclo sin fin que nos mueve a todos.
By the way, ese video me hace llorar MAL. Océanos. Soy una enferma inadaptada y negadora. Tengo tres años. Mátenme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario