Siempre fui de las que se reían de sus compañeras de colegio en las fiestas de quince, me parecía una idiotez digna de primates bárbaros el stress de un año por una noche llena de grasadas brillosas y parientes lejanos cuasi desconocidos. Siempre fui de las que hacían oídos sordos a su chongo/novio/festejante de turno cuando decían "quiero estar con vos para siempre", yo nunca creí en el para siempre, nunca nunca nunca. También siempre fui de las que defendían su supuesta independencia con uñas y dientes proclamando que el matrimonio era una simple y vergonzosa asociación lucrativa que nada tenía que ver con el amor.
Pero cambié de opinión casi radicalmente. Hasta me asusta un poco cuanto me emociono imaginando y hablando del asunto. Y acabo de ver un vestido tan lindo que mataría civilizaciones con tal de usarlo.
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