Las cartas de presentación son totalmente inútiles, generalmente debido a lo genéricas y no hechas por usted mismo que las caracterizan, a menos que:
A) El recruiter se enternezca con cachorritos y usted le haya escrito una carta desgarradora contándole de lo miserable que es ser desempleado
B) Usted redacte como Félix Luna y el recruiter en cuestión tenga un IQ mayor o igual a un chimpancé retardado, lo cual, mis queridos, nunca pasa. Al menos hasta que yo me reciba y tenga que pagar derecho de piso siendo una insignificante intermediaria laboral
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